segunda-feira, 2 de maio de 2016

Violeta Parra






Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me dio dos luceros que, cuando los abro, 
perfecto distingo lo negro del blanco, 
y en el alto cielo su fondo estrellado 
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me ha dado el oído que, en todo su ancho, 
graba noche y día grillos y canarios; 
martillos, turbinas, ladridos, chubascos, 
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me ha dado el sonido y el abecedario, 
con él las palabras que pienso y declaro: 
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando 
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me ha dado la marcha de mis pies cansados; 
con ellos anduve ciudades y charcos, 
playas y desiertos, montañas y llanos, 
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me dio el corazón que agita su marco 
cuando miro el fruto del cerebro humano; 
cuando miro el bueno tan lejos del malo, 
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto. 
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. 
Así yo distingo dicha de quebranto, 
los dos materiales que forman mi canto, 
y el canto de ustedes que es el mismo canto 
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Fonte: http://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/2063/Violeta%20Parra